SECCIÓN REFLEXIONES | Convocatoria abierta para textos
Del 17 de marzo al 30 de abril de 2015
Eje temático propuesto: Cualquiera puede ser un artista
“Cualquiera puede ser un artista”. Esta frase se escucha a menudo en tono de afirmación y también como pregunta. Se la puede expresar como ejemplo de máxima libertad, como coronación histórica de una forma democratizada y horizontal de hacer arte, que permite producir sin límite impuesto por canon alguno. Pero también se la puede expresar con tono desconfiado ante la avasalladora proliferación de acciones y artefactos que se lanzan en nombre del arte, como si se tratara de un exceso de permisos adquiridos que pocos están dispuestos a aceptar sin reparos.
Puede ser que en ambos extremos haya prejuicios incubados y alimentados por el caos digital de imágenes que endémicamente ocupan el espacio de las miradas, las de todos sin excepción. La vida cotidiana ha llegado a tolerar pantallas que se nos interponen generando en nuestro sentido de percepción un criterio ecléctico que no logra discernir arte de mercancía, de propaganda o de industria cultural y mercantil. Todo puede ser arte.
Si se tratara de una provocación, ¿a qué se refiere? ¿A producir experimentalmente sin coto, sin canon, sin regla ni institución, es decir, sin instancia legitimadora ‘previa’ que indique cómo deberían ser las cosas del arte? ¿Ha sido tanta la opresión de distintas modas históricas ejercidas por el canon que la impronta vanguardista aún hoy reclama no ser abandonada, exigiendo absoluta libertad de acción como ejemplo perfecto de arte, de artista?
Si se tratara en cambio de una posibilidad, podemos pensar en el desarrollo de experiencias artísticas comunitarias -en barrios, cárceles, neuropsiquiátricos-, creación de obras con profesionales de otros ámbitos, situaciones que amplían la participación al mismo espectador, el biodrama, el trabajo colaborativo en red y las posibilidades de participación y exposición que promueve la tecnología. Estas, entre otras, son distintas experiencias particulares donde la práctica artística es llevada a cabo por quienes aparentemente no sabrían hacerlo. De vuelta, el arte hacia la vida, buscando vitalidad.
Diferentes preguntas aparecen alrededor de este planteo. ¿Hay un saber hacer específico que define la condición del artista? ¿Un proceso creativo transforma a sus participantes en artistas? ¿Qué diferencias aparecen entre técnica y creación? Respuestas y enfoques posibles desde la historia, filosofía y la misma investigación artística.
Más que buscar límites y categorizaciones, nos interesa posibilitar pensamientos diversos sobre el artista contemporáneo. Si cualquiera es un artista, el artista pierde su exclusividad identitaria, su diferenciación del resto. Ese sería uno de los modos posibles de mirar el asunto. Otro, sería pensar que entonces cualquiera puede ser otra cosa de lo que es, que cualquiera es un artista si quiere serlo. Abrimos el juego.